El perdón es un tema que a menudo se malinterpreta. Muchas personas piensan que perdonar significa olvidar o justificar el daño que nos han hecho. Sin embargo, el verdadero perdón es un regalo que nos hacemos a nosotros mismos. Recuerdo una vez en la que me sentí profundamente herida por una amiga cercana. Durante meses, cargué con ese rencor, lo que afectó mi bienestar emocional. Fue solo cuando decidí dejarlo ir y aceptar que el peso no me correspondía, que comencé a sentirme más ligera.
El rencor puede ser como una mochila pesada que llevamos a todas partes. Nos consume y nos impide avanzar. Según el Dr. Fred Luskin, autor de «Forgive for Good», el perdón no solo beneficia a quien lo recibe; también mejora nuestra salud física y mental. El resentimiento puede manifestarse en problemas físicos como dolores de cabeza, tensión muscular e incluso enfermedades crónicas.
Una anécdota personal que me marcó fue cuando decidí escribir una carta a esa persona que me había herido profundamente. No tenía intención de enviarla; simplemente necesitaba expresar mis sentimientos. Al poner mis pensamientos en papel, pude ver la situación desde otra perspectiva y entender las razones detrás de sus acciones. Este ejercicio me ayudó a liberar parte del dolor que llevaba dentro.
Aquí hay algunos pasos prácticos para aprender a perdonar:
- Reconocer el dolor: Permítete sentir la tristeza o la ira que te ha causado esa persona. Es importante validar tus emociones antes de intentar dejarlas ir.
- Reflexionar sobre la situación: Pregúntate qué aprendiste de esta experiencia y cómo te ha ayudado a crecer. A veces, las lecciones más valiosas provienen de las experiencias más dolorosas.
- Decidir perdonar: Elige activamente dejar ir ese resentimiento. Esto no significa que apruebes lo que sucedió, sino que decides no permitir que te controle más.
- Expresar tus sentimientos: Si es posible, habla con la persona involucrada o escribe una carta (aunque nunca la envíes). La comunicación abierta puede ser liberadora.
- Practicar el autocuidado: Después de trabajar en el perdón, cuida de ti mismo emocionalmente. Haz actividades que te hagan sentir bien y rodearte de personas positivas.
Recuerda las palabras de Nelson Mandela: «Perdonar no es olvidar; es liberar el recuerdo del dolor». Te invito a reflexionar sobre algo o alguien a quien necesites perdonar y dar ese primer paso hacia la libertad emocional.
Con cariño,
Mar Araujo
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