La resiliencia emocional: Fortaleciendo nuestro interior

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La resiliencia emocional es nuestra capacidad para recuperarnos ante las adversidades; es como un músculo emocional que podemos fortalecer con práctica constante y dedicación personal. He tenido momentos difíciles tanto en mi vida personal como profesional donde sentí que todo se desmoronaba —como cuando tuve dos accidentes de tráfico— pero fue mi resiliencia lo que me permitió seguir adelante e incluso crecer tras esas experiencias dolorosas.

Me atrevería a decir que lo que más me costó, fue aceptar que las cosas nunca iban a ser lo que eran. Que la vida tal y como la conocía, ya no podía ser y por mucho que me enfadara con el mundo y mi alrededor, no podía cambiar lo que había sucedido. Solo me quedaba una opción si quería ser feliz; ACEPTAR. Aceptar las circunstancias que se me presentaban y decidir vivir con la mayor valentía y resiliencia. Así, poco a poco, fui asimilando que, aunque las cosas eras distintas, también podían estar bien. Transité todas las emociones que surgían, aceptándolas y siendo paciente, entendiendo que cada fase, formaba parte de la superación.

En tiempos difíciles, desarrollar resiliencia nos permite adaptarnos mejor al estrés y encontrar formas efectivas para afrontar los desafíos cotidianos. La resiliencia no significa ignorar el dolor o las dificultades; significa reconocerlas, aceptarlas y encontrar maneras constructivas de avanzar. Aquí os dejo algunas técnicas prácticas que a mí me sirvieron de gran ayuda para desarrollar resiliencia:

  1. Mantener una mentalidad optimista: Practica la gratitud escribiendo tres cosas por las cuales estás agradecido cada día; esto ayuda a enfocar tu mente en aspectos positivos incluso durante momentos difíciles. Piensa en quienes te rodean, en las cosas bonitas que has conseguido, en las cosas que siguen ahí y que le dan sentido a lo que eres.
  2. Entender que todo tiene su proceso: El dolor no es siempre el mismo ni lineal y las emociones conforme se transitan, disminuyen en intensidad. Entender que lo que sientes ahora dejará de ser tan doloroso y con el tiempo, aprenderás a vivir con las circunstancias nuevas, de una forma sana.
  3.  Establecer metas realistas: Divide tus objetivos grandes en pasos más pequeños y alcanzables; celebrar estos logros incrementará tu confianza personal. Por ejemplo, si estás lidiando con una situación estresante en el trabajo, establece metas diarias o semanales para abordar tareas específicas relacionadas con esa situación.
  4. Buscar apoyo social: Rodéate de personas positivas y comprensivas; compartir tus luchas puede aliviar la carga emocional e inspirarte a seguir adelante. No dudes en buscar grupos de apoyo o comunidades donde puedas conectar con personas que estén pasando por situaciones similares. También, hacer planes con tus amigos o seres queridos, dedicando tiempo al ocio y al disfrute te ayudará significativamente.
  5. Permítete sentir todas las emociones: Seguramente surgirá la rabia, la ira, el miedo o la incertidumbre, no trates de bloquearlas, acéptalas y abrázalas. No podemos luchar contra lo que sentimos, así que tratar de camuflarlo o hacer que desaparezca será imposible.
  6. Fomentar hábitos saludables: Mantén rutinas diarias saludables como ejercicio regular, alimentación balanceada y descanso adecuado —todo esto contribuye significativamente al bienestar emocional general. El ejercicio libera endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, lo cual mejora nuestro estado de ánimo.
  7. Cultivar pasiones e intereses personales: Dedica tiempo regularmente a actividades creativas o hobbies; esto alimenta tu espíritu mientras construyes resiliencia frente al estrés diario. Encuentra algo que realmente disfrutes y hazlo parte regular de tu rutina. 
  8. Reflexionar sobre experiencias pasadas: Tómate un tiempo para recordar momentos difíciles que has superado; reflexiona sobre las habilidades y recursos que utilizaste para salir adelante. Esto te recordará tu fortaleza interna.

Una cita inspiradora del Dr.Viktor Frankl dice: «Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, tendremos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos». Esto resuena especialmente cuando enfrentamos circunstancias fuera nuestro control—la clave radica en cómo respondemos ante ellas.

 

Con cariño,
Mar Araujo
www.arpapsicologia.com

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